El buque carguero liberiano Rena se partió en dos la
pasada noche a causa del fuerte oleaje y después de permanecer encallado
cerca de la costa de Nueva Zelanda durante tres meses, indicaron hoy
las autoridades marítimas neozelandesas.
La parte de la popa del barco de 47.000 toneladas se
separó unos 30 metros de la proa, que continúa sobre los arrecifes a
pesar del constante impacto de las olas que han alcanzado los seis
metros de altura, señaló el Centro Marítimo de Nueva Zelanda. La rotura
del casco del Rena ha causado la caída al agua de unos 300 contenedores,
troncos de madera y otra carga que transportaba cuando el pasado 5 de
octubre encalló en el arrecife de Astrolabe, a unos 12 kilómetros de la
ciudad portuaria de Tauranga, en la Isla Norte. Las autoridades han
imputado al capitán del Rena y el segundo oficial, quienes supuestamente
provocaron el naufragio al realizar una maniobra brusca para acortar la
ruta.
Las autoridades se preparan ante la posibilidad de que
haya un nuevo vertido de combustible, a pesar de que se desconoce la
cantidad que queda todavía en el buque. "Aunque de momento no se ha
registrado ningún vertido significativo de combustible, con el actual
estado de fragilidad del Rena es probable que haya nuevas pérdidas",
dijo el jefe de zona de la agencia de rescate marítimo, Alex van
Wijngaarden.
Desde que el Rena encalló, los equipos del servicio de
emergencias marítimas han extraído de sus depósitos más de 1.000
toneladas de combustible, de las 1.300 que guardaba. El barco vertió
tras encallar unas 350 toneladas que causaron una marea negra que llegó
hasta las costas de Tauranga, donde durante semanas se llevaron a cabo
tareas de limpieza y rescate de aves y otros animales.
"Los riesgos para el medio ambiente son solo una fracción
de lo que eran en octubre", dijo en rueda de prensa el Ministro de
Medio Ambiente, Nick Smith. De los 837 contenedores que anoche había a
bordo del barco, entre 200 y 300 cayeron al agua, de los cuales, un
tercio han sido recuperados o atados a boyas. Otros fueron vistos
flotando a la deriva junto a grandes cantidades de escombros lo que
obligó a las autoridades a emitir una nueva alerta sobre los riesgos
para la navegación por la zona.
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